Datos y cifras
- Seis de cada 10 niños menores de 5 años (alrededor de 400 millones) sufren regularmente castigos corporales o violencia psicológica perpetrados por sus progenitores o cuidadores. (1)
- Una de cada 5 mujeres y uno de cada siete hombres declaran haber sufrido abusos sexuales durante la infancia. (2)
- El maltrato infantil tiene muchas consecuencias, como problemas de salud física y mental que duran de por vida. Además, sus repercusiones sociales y laborales pueden ralentizar el desarrollo económico y social de un país a largo plazo.
- El maltrato infantil suele quedar oculto y solo una parte de las víctimas recibe el apoyo de profesionales de la salud en algún momento.
- Un niño que ha sufrido abusos tiene mayor probabilidad de abusar de otros cuando llega a la edad adulta, de tal modo que la violencia se transmite de una generación a otra.
- Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que ocurra.
- La prevención eficaz pasa, entre otras fórmulas, por apoyar a los padres y formarlos en la crianza de los hijos, y por reforzar las leyes que prohíben los castigos violentos.
Introducción
El maltrato infantil, que se define como cualquier forma de abuso o desatención que afecte a un menor de 18 años, abarca todo tipo de maltrato físico o afectivo, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otra índole que dañe o pueda dañar la salud, el desarrollo o la dignidad del menor o que pueda poner en peligro su supervivencia en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.
Magnitud del problema
El maltrato infantil es un problema mundial con graves consecuencias que se arrastran toda la vida. Aunque recientemente se han realizado encuestas nacionales en varios países de ingresos medianos y bajos, aún se carece de datos sobre la situación en muchos países.
El maltrato infantil es un problema complejo y difícil de estudiar. Los cálculos actuales arrojan cifras muy variables según el país y el método de estudio utilizado, en función de los siguientes factores:
- la definición de maltrato infantil utilizada;
- el tipo de maltrato estudiado;
- la cobertura y calidad de las estadísticas oficiales;
- la cobertura y calidad de las encuestas a las propias víctimas o a sus progenitores y cuidadores.
Con todo, de los estudios internacionales se desprende que seis de cada 10 niños menores de 5 años sufren regularmente castigos corporales o violencia psicológica perpetrados por sus progenitores y cuidadores, y que una de cada cinco mujeres y uno de cada siete hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia.
Se calcula que cada año mueren por homicidio 40 150 menores de 18 años, algunos de ellos, probablemente, como consecuencia del maltrato. Se trata casi con toda seguridad de una subestimación de la verdadera magnitud del problema, ya que muchas muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos u otras causas.
Durante los conflictos armados y en los asentamientos de refugiados, las niñas están especialmente expuestas a la violencia, la explotación y los abusos sexuales por parte de soldados, fuerzas de seguridad, miembros de su propia comunidad y trabajadores de asistencia humanitaria, entre otros.
Consecuencias del maltrato
A menudo, el maltrato infantil tiene graves consecuencias físicas, sexuales y psicológicas tanto a corto como a largo plazo, entre ellas lesiones (traumatismos craneoencefálicos y discapacidades graves, especialmente en niños pequeños), estrés postraumático, ansiedad, depresión e infecciones de transmisión sexual, incluida la infección por el VIH. Las adolescentes, en particular, pueden sufrir otros problemas de salud, como trastornos ginecológicos y embarazos no deseados. El maltrato infantil puede mermar el rendimiento cognitivo y académico y guarda estrecha relación con el abuso de alcohol, el consumo indebido de drogas y el tabaquismo, que son factores de riesgo importantes de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculopatías y el cáncer.
El estrés derivado del maltrato puede alterar el desarrollo temprano del cerebro. El estrés extremo puede afectar al desarrollo de los sistemas nervioso e inmunológico, por lo que un adulto que haya sufrido maltrato en la infancia presenta mayor riesgo de sufrir problemas físicos y psicológicos o de comportamiento, tales como:
- comportamientos violentos (como perpetrador o como víctima);
- depresión;
- tabaquismo;
- obesidad;
- comportamientos sexuales de alto riesgo;
- embarazos no deseados;
- consumo nocivo de alcohol y drogas.
La violencia contra los niños también genera desigualdades en la educación. Los niños que han sufrido algún tipo de violencia tienen un 13% más de probabilidades de no acabar la escolaridad.
Más allá de sus consecuencias sanitarias, sociales y educativas, el maltrato infantil tiene efectos económicos, en particular los costos de hospitalización y de tratamiento psicológico, así como los de los servicios de protección de menores y de la atención de salud de larga duración.
Factores de riesgo
Se conocen varios factores de riesgo de maltrato infantil, aunque no todos están presentes en todos los contextos sociales y culturales. A continuación se presenta una lista que ofrece una visión general para ayudar a entender las causas de este fenómeno.
Factores ligados al niño
Es importante insistir en que los niños son siempre las víctimas del maltrato y nunca los culpables. Sin embargo, ciertas características del niño pueden aumentar la probabilidad de que sea maltratado, en particular:
- ser menor de cuatro años o adolescente;
- ser un hijo no deseado o no cumplir las expectativas de los padres;
- tener necesidades especiales, llorar persistentemente o presentar características físicas inusuales;
- tener una discapacidad intelectual o un trastorno neurológico;
- identificarse o ser visto como lesbiana, gai, bisexual o transgénero.
Factores ligados a los progenitores o cuidadores
Entre las características de un progenitor o cuidador que pueden aumentar el riesgo de maltrato infantil destacan las siguientes:
- dificultad para establecer un vínculo afectivo con el recién nacido;
- falta de cuidado hacia el niño;
- haber sufrido maltrato en la infancia;
- falta de conocimientos sobre desarrollo infantil o expectativas poco realistas;
- consumo nocivo de alcohol o drogas, incluso durante el embarazo;
- baja autoestima;
- dificultad para controlar los propios impulsos;
- trastornos psicológicos o neurológicos;
- participación en actividades delictivas;
- situaciones económicas precarias.
Factores ligados a la relación
Hay ciertas características de las relaciones intrafamiliares, de pareja o con amigos o compañeros que también pueden acrecentar el riesgo de maltrato infantil, en particular:
- familia desestructurada o violencia entre sus miembros;
- aislamiento social o falta de una red de apoyo;
- falta de ayuda de la familia extensa para criar al niño.
Factores comunitarios y sociales
Algunas características de la comunidad o la sociedad pueden dar lugar a un aumento del riesgo de maltrato infantil:
- desigualdades sociales y de género;
- falta de vivienda adecuada o de servicios de apoyo a familias e instituciones;
- niveles elevados de desempleo o pobreza;
- acceso fácil a alcohol y drogas;
- políticas y programas insuficientes para prevenir el maltrato infantil, la utilización o la explotación sexual de niños en la pornografía o la prostitución y el trabajo infantil;
- normas sociales y culturales que promueven o exaltan la violencia, respaldan los castigos corporales, imponen roles rígidos de género o restan importancia al niño en la relación entre padres e hijos;
- políticas sociales, económicas, de salud y educativas que generan condiciones de vida precarias o desigualdad e inestabilidad socioeconómicas.
Prevención
Para prevenir el maltrato infantil y actuar frente a él se debe adoptar un planteamiento multisectorial.
Cuanto antes se intervenga de este modo en la vida del niño, mayores serán los beneficios para él (por ejemplo, en términos de desarrollo cognitivo, aptitudes sociales y de comportamiento, y nivel educativo) y para la sociedad (como reducciones de la delincuencia y la criminalidad).
Se ha comprobado que las siguientes intervenciones son eficaces y resultan prometedoras:
- Apoyo a padres y cuidadores: sesiones de información y capacitación para fomentar una crianza cariñosa y sin violencia, impartidas a domicilio o en el medio comunitario por enfermeros, asistentes sociales o no profesionales debidamente formados.
- Formación y preparación para la vida:
- aumento de las matriculaciones en una enseñanza de calidad, que aporte a los niños conocimientos, aptitudes prácticas y vivencias que fortalezcan la resiliencia y reduzcan los factores de riesgo de violencia;
- programas de prevención de los abusos sexuales que conciencien a los niños y adolescentes y les aporten conocimientos y aptitudes prácticas para integrar la noción de consentimiento, evitar y prevenir los abusos y la explotación sexuales y saber pedir ayuda y apoyo; y
- intervenciones para crear un clima escolar positivo y entornos sin violencia, así como para reforzar las relaciones entre estudiantes, el profesorado y la administración.
- Modificación de normas y valores: programas dirigidos a transformar las normas sociales y de género restrictivas y dañinas que se aplican a la crianza de los hijos, la disciplina infantil y la igualdad de género, y promoción del papel de los padres en la crianza y la educación.
- Aplicación y cumplimiento de legislación que prohíba los castigos violentos y proteja a los niños de los abusos y la explotación sexuales.
- Servicios de respuesta y apoyo para detectar los casos a tiempo, y atención continua a los niños maltratados y a sus familias para evitar que el maltrato se reproduzca y para paliar sus consecuencias.
Para que las actividades de prevención y atención surtan el máximo efecto, la OMS recomienda inscribirlas en un enfoque de salud pública que se divide en cuatro pasos:
- definir el problema;
- determinar sus causas y factores de riesgo;
- concebir y probar intervenciones encaminadas a reducir al mínimo los factores de riesgo;
- difundir información sobre la eficacia de las intervenciones e implantar a mayor escala aquellas de eficacia probada.
Respuesta de la OMS
En colaboración con sus asociados, la OMS:
- proporciona orientación sobre intervenciones de prevención del maltrato infantil basadas en la evidencia (véase INSPIRE: Siete estrategias para poner fin a la violencia contra los niños y las niñas);
- publica orientaciones basadas en la evidencia para ayudar al personal de salud de primera línea a reconocer a los niños que hayan sufrido violencia o desatención y a proporcionarles intervenciones de primera línea basadas en la evidencia (véase el documento Cómo responder al maltrato infantil: manual clínico para profesionales de la salud);
- aboga por un mayor apoyo internacional a intervenciones de prevención y respuesta basadas en la evidencia y por aumentar la inversión en ellas;
- presta apoyo técnico a programas de prevención del maltrato infantil basados en la evidencia en varios países de ingresos medianos y bajos.
Referencias
- UNICEF. Cerca de 400 millones de niños y niñas pequeños de todo el mundo sufren habitualmente algún tipo de disciplina violenta en sus hogares, según UNICEF. 11 de junio de 2024 (https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/400-millones-ninos-mundo-disciplina-violenta-hogares).
- UNICEF. Sexual violence. Octubre de 2024 (https://data.unicef.org/topic/child-protection/violence/sexual-violence/#status).