Datos y cifras
- De todos los desechos generados por las actividades de atención de salud, aproximadamente un 85% son desechos comunes no peligrosos.
- El 15% restante se considera material peligroso que puede ser infeccioso, tóxico, carcinógeno, inflamable, corrosivo, reactivo, explosivo o radiactivo.
- Se estima que cada año se administran en el mundo 16 000 millones de inyecciones, pero no todas las agujas y jeringas se eliminan correctamente después de su uso.
- La combustión al aire libre y la incineración a bajas temperaturas de los desechos de la atención de salud pueden, en algunas circunstancias, dar lugar a la emisión de dioxinas, furanos y materia particulada.
Generalidades
Las actividades de atención de salud protegen y restauran la salud y salvan vidas. Ahora bien, ¿qué ocurre con los desechos y subproductos que generan?
De todos los desechos generados por las actividades de atención de salud, aproximadamente un 85% son desechos comunes no peligrosos, semejantes a la basura doméstica. El 15% restante se considera material peligroso que puede ser infeccioso, radiactivo o generar sustancias químicas.
Las medidas que garantizan una gestión segura y ambientalmente racional de los desechos de la atención de salud pueden evitar efectos no deseados en la salud y el medio ambiente, como los vertidos involuntarios de sustancias químicas o biológicas peligrosas.
Tipos de desechos
Los desechos y subproductos pueden ser de muy diversa índole:
- desechos infecciosos: desechos que contienen patógenos o se sospecha que los contienen y que entrañan riesgo de transmisión de enfermedades, por ejemplo desechos y aguas residuales contaminados con sangre y otros líquidos orgánicos, incluidos desechos muy infecciosos como cultivos de laboratorio y cepas microbiológicas; y desechos, incluidos excrementos y otros materiales, que han estado en contacto con pacientes con enfermedades muy infecciosas en pabellones de aislamiento;
- desechos anatomopatológicos: tejidos, órganos o líquidos humanos, partes corporales, fetos, productos sanguíneos que no se han utilizado y cadáveres de animales contaminados;
- desechos punzocortantes: objetos punzocortantes utilizados o no, como agujas hipodérmicas, intravenosas o de otro tipo; jeringas autoinutilizables; jeringas con agujas acopladas; equipos de infusión intravenosa; bisturís; pipetas; cuchillos; cuchillas; vidrios rotos;
- desechos químicos: por ejemplo disolventes y reactivos utilizados para preparados de laboratorio, desinfectantes, esterilizantes y metales pesados contenidos en los dispositivos médicos (por ejemplo mercurio en termómetros rotos) y baterías;
- desechos farmacéuticos y citotóxicos: productos farmacéuticos que han caducado o ya no se necesitan; artículos contaminados con productos farmacéuticos o que los contienen. Desechos citotóxicos que contienen sustancias con propiedades genotóxicas, por ejemplo desechos que contienen fármacos citostáticos (utilizados a menudo en tratamientos contra el cáncer); sustancias químicas genotóxicas;
- desechos radiactivos: como los productos contaminados con radionucleidos, incluido el material radiactivo de diagnóstico o de radioterapia; y
- desechos no peligrosos o desechos comunes: desechos que no entrañan ningún peligro biológico, químico, radiactivo o físico particular.
Los desechos de la atención de salud proceden básicamente de:
- hospitales y otros establecimientos de salud;
- laboratorios y centros de investigación;
- centros donde se practican autopsias o se prestan servicios mortuorios;
- laboratorios de investigación y pruebas con animales;
- bancos de sangre y centros de donación;
- residencias para personas mayores.
Los países de ingreso alto generan en promedio hasta 0,5 kg de desechos peligrosos por cama hospitalaria y día, mientras que en los de ingreso bajo ese promedio ronda los 0,2 kg. Sin embargo, en los establecimiento de salud de estos últimos países los desechos peligrosos a menudo no se separan del resto de residuos, de modo que en la práctica su cantidad es mucho mayor.
Riesgos para la salud
Los desechos de la atención de salud contienen microorganismos que pueden ser dañinos e infectar a los pacientes de los hospitales, los trabajadores de la salud y la población. Existen otros posibles peligros, como los microorganismos farmacorresistentes que se propagan al medio desde los establecimientos de salud.
Los desechos y sus subproductos también entrañan otros efectos adversos en la salud, como los que siguen:
- heridas por objeto punzocortante;
- exposición tóxica a productos farmacéuticos, en particular antibióticos y fármacos citotóxicos liberados en el entorno cercano, y a sustancias como el mercurio o las dioxinas que se liberan al manipular o incinerar los desechos de la atención de salud;
- quemaduras químicas que se pueden producir al desinfectar, esterilizar o tratar desechos;
- contaminación del aire por liberación de materia particulada durante la incineración de desechos médicos;
- quemaduras térmicas relacionadas con la combustión al aire libre o la utilización de incineradores de desechos médicos;
- quemaduras por radiación; y
- propagación de la resistencia a los antimicrobianos debido al almacenamiento, tratamiento y eliminación de los desechos farmacéuticos sin garantías de seguridad.
Riesgos relacionados con objetos punzocortantes
Se estima que cada año se administran en el mundo 16 000 millones de inyecciones. Ahora bien, no todas las agujas y jeringas se eliminan correctamente, lo que entraña un riesgo de lesión o infección, además de propiciar su reutilización.
En los últimos años, el número de inyecciones con agujas y jeringas contaminadas ha disminuido sustancialmente en los países de ingreso bajo y mediano, gracias en parte a los esfuerzos desplegados para reducir la reutilización de dispositivos de inyección. Pese a los avances logrados, en 2010 la administración de inyecciones sin garantías de seguridad aún llegó a causar 33 800 nuevas infecciones por VIH, 1,7 millones de infecciones por el virus de la hepatitis B y 315 000 infecciones por el virus de la hepatitis C (1).
En un sujeto que experimenta un pinchazo con una aguja previamente utilizada en un paciente fuente infectado, el riesgo de infección por el VHB, el VHC y el VIH es del 30%, el 1,8% y el 0.3%, respectivamente.
A todo ello hay que sumar los riesgos ligados a la práctica de hurgar en la basura de los vertederos o con el proceso de manejo y selección manual de los desechos peligrosos procedentes de los establecimientos de salud. Se trata de prácticas comunes en muchas regiones del mundo, en particular en los países de ingreso bajo y mediano. Las personas que manipulan desechos corren un riesgo inminente de lesión por objeto punzocortante y de exposición a materiales tóxicos o infecciosos.
Según la OMS/UNICEF (en inglés), en 2021 solamente el 61% de los hospitales disponían de servicios básicos para los desechos de la atención de salud. La situación es mucho peor en contextos frágiles, en los que –según datos de 2023– solo el 25% de los establecimientos de salud disponían de servicios básicos de gestión de desechos de la atención de salud (2).
Efectos medioambientales y climáticos
El tratamiento y la eliminación de los desechos de la atención de salud pueden entrañar riesgos indirectos para la salud, a través de la liberación al medio ambiente de patógenos y contaminantes tóxicos.
- Si no están bien construidos, los vertederos pueden contaminar el agua de bebida, las aguas superficiales y las aguas subterráneas cuando se eliminan desechos de la atención de salud no tratados.
- Reducir al mínimo los desechos de la atención de salud debería ser una prioridad. Ello reduciría considerablemente la cantidad de desechos que deben ser manipulados y tratados. Entre las medidas para reducir al mínimo los desechos se incluyen la adquisición ecológica y la selección de productos en que el transporte es mínimo y que tienen menos embalaje o el que tienen es ecológico, cambiar a productos reutilizables si es seguro y viable, encargar/recibir solamente productos farmacéuticos en función de una necesidad documentada y reciclar artículos comunes como plástico, papel y cartón.
- Si no se manipulan, almacenan y desechan de forma ambientalmente racional, los desinfectantes químicos con que se tratan los desechos de la atención de salud se pueden liberar al medio ambiente.
- La incineración de desechos es una práctica muy extendida, pero si no es adecuada o se incineran materiales que no se prestan a este tipo de tratamiento, se liberan a la atmósfera agentes contaminantes y se generan cenizas residuales. La incineración de materiales que contienen cloro o se han tratado con este producto puede generar dioxinas y furanos, sustancias que son carcinógenas para el ser humano y están asociadas a diversos efectos perjudiciales para la salud. La incineración de metales pesados o productos con alto contenido metálico (en particular plomo, mercurio y cadmio) puede provocar la dispersión en el medio ambiente de metales tóxicos.
- Solo las incineradoras modernas que llegan a temperaturas de entre 850 y 1100 °C y cuentan con un sistema especial de depuración de gases pueden cumplir las normas internacionales de emisiones aplicables a dioxinas y furanos.
- Deberían estudiarse alternativas a la incineración, como la esterilización en autoclave o por microondas y el tratamiento por vapor combinado con agitación de los materiales tratados, que reducen la formación y liberación de emisiones químicas o peligrosas, en los lugares donde se disponga de recursos suficientes para utilizar y mantener dichos sistemas y eliminar correctamente los desechos tratados.
Motivos de la gestión deficiente de los desechos
Varias razones explican la deficiencia de los servicios de desechos de la atención de salud. Entre ellas cabe citar la limitación de los marcos jurídicos (por ejemplo políticas, reglamentos o directrices), la falta de conciencia de los peligros que los desechos de la atención de salud entrañan para la salud, la deficiente capacitación en la gestión adecuada de los desechos, la ausencia de sistemas de gestión y eliminación de desechos, la escasez de recursos humanos y financieros y la poca prioridad otorgada al asunto. Muchos países carecen de una reglamentación adecuada en la materia o, aun teniéndola, no hacen el seguimiento pertinente ni la hacen cumplir.
Vías de avance
La gestión de los desechos de la atención de salud requiere mayor atención y diligencia para evitar los efectos adversos en la salud asociados a la mala práctica, incluida la exposición a agentes infecciosos y sustancias tóxicas.
Elementos clave para mejorar la gestión de los desechos de la atención de salud:
- promover prácticas que reduzcan la cantidad de desechos generados y garanticen que se separan correctamente;
- elaborar estrategias y sistemas, acompañadas de reglamentación y seguimiento rigurosos, para mejorar progresivamente la clasificación, destrucción y eliminación de los desechos, con el objetivo último de cumplir las normas nacionales e internacionales;
- donde sea posible, optar por el tratamiento seguro y ambientalmente racional de los desechos de la atención de salud peligrosos (por ejemplo mediante esterilización en autoclave o por microondas, tratamiento por vapor combinado con agitación de los materiales tratados o tratamiento químico) en lugar de la incineración;
- instaurar un sistema integral, que determine las responsabilidades, la asignación de recursos y los procesos de manipulación y eliminación de desechos. Se trata de un proceso a largo plazo, que pasa por la introducción de mejoras graduales;
- sensibilizar sobre los riesgos ligados a los desechos de la atención de salud, y sobre las prácticas seguras; y
- seleccionar métodos de gestión seguros y respetuosos con el medio ambiente, a fin de proteger a las personas de todo peligro en la recogida, manipulación, almacenamiento, transporte, tratamiento o eliminación de desechos.
Para lograr una mejora a largo plazo y de carácter universal es indispensable el compromiso de los poderes públicos, aunque también se pueden adoptar medidas inmediatas a escala local.
Respuesta de la OMS
La OMS elaboró la primera guía de carácter integral y alcance mundial sobre esta cuestión, titulada Safe management of wastes from health-care activities (en inglés), cuya segunda edición acaba de ver la luz; más recientemente ha publicado una breve guía en la que se resumen los elementos básicos y se presentan orientaciones para la selección de tecnologías.
En la guía se abordan temas como el marco regulatorio, la planificación, los métodos para reducir al mínimo los desechos y reciclarlos, la manipulación, almacenamiento y transporte, las opciones de tratamiento y eliminación, y la capacitación. El documento va dirigido a administradores de establecimientos de salud, encargados de formular políticas, profesionales de la salud pública y expertos en desechos. Además, como parte del seguimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 relativo a la gestión segura del agua y el saneamiento, el Programa Conjunto OMS/UNICEF de Monitoreo del Abastecimiento del Agua, el Saneamiento y la Higiene publica periódicamente datos e informes sobre la gestión segura de los desechos de la atención de salud en los establecimientos de salud.
Finalmente, la OMS, el UNICEF y otros asociados trabajan para fortalecer las prácticas de gestión de desechos de la atención de salud a fin de que sean seguras y sostenibles a través de actividades de carácter general centradas en el agua, el saneamiento y la higiene (ASH), los desechos y la electricidad en los establecimientos de salud.
Esta labor está estrechamente vinculada con la labor sobre los sistemas resilientes al clima y ambientalmente sostenibles en que los desechos de la atención de salud constituyen un elemento crucial. En particular, las orientaciones de la OMS sobre los establecimientos de salud resilientes al clima y ambientalmente sostenibles ofrecen recomendaciones técnicas sobre cómo mejorar la sostenibilidad ambiental de los sistemas de gestión de desechos y a la vez salvaguardar la salud de los seres humanos.
(1) Pépin J, Abou Chakra CN, Pépin E, Nault V, Valiquette L. Evolution of the global burden of viral infections from unsafe medical injections, 2000-2010.PLoSOne. 2014 Jun 9;9(6):e99677.
(2) OMS/UNICEF, 2024. Data update on WASH in health care facilities for 2023. Organización Mundial de la Salud, Ginebra. https://washdata.org/reports