Israel, aparte de la burbuja gay

15 jun. 2016

por Matthieu JOST

Constantemente en el punto de mira, Israel no es sólo el interminable conflicto palestino-israelí. Pero es un país lleno de paradojas, que oscila entre el laicismo de Tel Aviv y el radicalismo religioso de Jerusalén, entre la tradición y la modernidad, entre el mar y el desierto.

A excepción de los Territorios Palestinos y las comunidades judías ultraortodoxas, el país es bastante tolerante y acogedor con los homosexuales. Pero si vas a pasar tus vacaciones en Israel, debes aventurarte fuera de la ciudad hedonista, festiva y realmente gay-friendly de Tel Aviv.

Jerusalén: una visita obligada
Objeto de todos los conflictos, la Ciudad Santa es el lugar más visitado del país. Tanto si vienes por motivos espirituales como si no, no te quedarás insensible ante esta ciudad rica en historia extraordinaria. Símbolo del conflicto israelo-palestino, alberga tres de los lugares más sagrados del judaísmo, el cristianismo y el islam: el Muro de las Lamentaciones, vestigio del templo de Salomón, la iglesia del Santo Sepulcro, donde resucitó Jesús, y la Cúpula de la Roca, lugar del sacrificio de Abraham en el Monte del Templo.

El casco antiguo, dividido en cuatro barrios separados -judío, armenio, musulmán y cristiano-, es un laberinto de calles empedradas llenas de zocos, peregrinos y turistas. Es muy agradable perderse, pero enseguida sentirás que lo has visto todo una vez que hayas visitado sus principales monumentos.

Es en la ciudad nueva donde late el corazón de la Jerusalén moderna. Allí encontrarás el parlamento israelí, la Knesset, y justo enfrente el Museo de Israel, recientemente renovado y dirigido por James Snyder, antiguo conservador del MoMA de Nueva York. Sus modernos edificios albergan una rica colección de arqueología prehistórica de la era moderna. Sobre todo, el museo posee reliquias bíblicas y manuscritos raros, incluidos los famosos Rollos del Mar Muerto.

La vida nocturna se concentra en Jerusalén Oeste, alrededor de las calles Jaffa y Ben Yehuda y cerca del mercado Mahane Yehuda. Hay muchos restaurantes famosos y los pocos locales gays que hay en la capital israelí. Exceptuando el Jerusalem Open House, el centro LGBT local, los jerosolimitanos gays van al restaurante Tmol Shilshom, al Video Bar y al bar Ha'Mikve, con espectáculos de drag queen. La Cinemateca, cerca de la antigua estación, también es conocida por ser un lugar de cruising, así como la Universidad de Jerusalén.

Paisajes naturales extremos
Desde Jerusalén, una carretera lleva al Mar Muerto. Discurre a lo largo de uno de los mayores y más disputados asentamientos judíos de Cisjordania, Ma'ale Adumim, antes de llegar a la llanura del Jordán, que marca la frontera con Jordania, y a la ciudad palestina de Jericó. Esta última es a la vez una de las ciudades más antiguas del mundo, con restos que datan de hace más de 9.000 años, y la ciudad más baja del mundo, a 260 metros por debajo del nivel del mar

Tras salir de Jericó, se descubre rápidamente el Mar Muerto, una vasta extensión de agua lechosa azulada, perdida en un paisaje árido y desértico quemado por el sol. La carretera bordea el mar hacia el sur a través de las playas a las que acuden israelíes y turistas para disfrutar de los beneficios terapéuticos de este mar único. Se trata del punto más bajo del planeta, a 417 metros bajo el nivel del mar, y la tasa de sal en el agua es la más alta del mundo.

El desierto de Judea, que cubre el Mar Muerto, alberga otros lugares de historia natural, como la fortaleza de Masada, una roca símbolo de la resistencia judía contra los romanos. Siguiendo hacia el sur, la carretera conduce a otro desierto mucho mayor, el desierto del Néguev.

Los paisajes áridos y los enormes cráteres naturales, como el de Makhtesh Ramon, dan la impresión de estar en la Luna. Recientemente, el desierto del Néguev se ha convertido en el patio de recreo favorito de los amantes de las actividades al aire libre, como el senderismo o el ciclismo. Los hoteles situados al borde del cráter ofrecen muchas actividades para explorar este territorio hostil que, en la antigüedad, vio pasar a los nabateos por la Ruta del Incienso.

Hoy, vendrás a descansar y meditar antes de unirte al centro turístico de Eilat, en el Mar Rojo, o volver al norte, a Tel Aviv y su intensa vida nocturna...

El mejor periodo para visitar Tel Aviv es el del orgullo. Cada año, miles de personas acuden a Tel Aviv para festejar y celebrar los derechos del colectivo LGBT.