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Un testimonio de pasión, servicio y compromiso con la educación en Colombia.

Bogotá, julio de 2024. – Desde el municipio colombiano Algeciras, Huila, los ojos de María Elena Toquica, docente de básica primaria en la Institución Educativa Juan XXIII, brillan con la misma intensidad que hace 19 años, cuando inició con gran ilusión en esta institución, donde hoy es reconocida por su dedicación y amor por la enseñanza.

María Elena Toquica, de 56 años, vive con su esposo y su hija menor. Desde joven, encontró en la docencia su vocación. «Amo y disfruto lo que hago», afirma con una sonrisa que refleja la pasión que siente por su trabajo. A pesar de los desafíos socioeconómicos que enfrenta la institución educativa donde trabaja, donde la realidad de hogares disfuncionales se hace evidente, María Elena encuentra gratificación en poder servir a sus estudiantes y a la comunidad educativa.

«Mi mamá siempre decía que había que compartir», recuerda María Elena con nostalgia. Esta enseñanza la ha llevado a ser una figura central en su iglesia católica, donde además de asistir, participa en actividades comunitarias y en la formación religiosa. «Me gusta ser activa en esa parte, compartir con mis compañeras y poder servir», explica con entusiasmo.

Como madre de tres hijos, María Elena ha encontrado un equilibrio entre su vida familiar y profesional. «Ser madre me ha enseñado a ser paciente y comprensiva, cualidades que aplico en mi labor como docente», comenta con cariño. Además de dedicarse a su familia y a la enseñanza, María Elena encuentra tiempo para montar bicicleta, una actividad que le permite relajarse y disfrutar de la naturaleza.

 

Adaptación y transformación educativa

 

En su rol como educadora, María Elena destaca la importancia de adaptarse a los cambios tecnológicos. Ha participado en programas como ProFuturo, donde los estudiantes tienen la oportunidad de autoformarse con el uso de tabletas y recursos digitales. «Es emocionante ver cómo los niños se involucran y aprenden», comenta con satisfacción.

ProFuturo es el programa de innovación educativa con tecnología más grande del mundo, impulsado por Fundación Telefónica y Fundación “la Caixa”, cuya misión es reducir la brecha educativa proporcionando una educación digital de calidad a niños y niñas de entornos vulnerables. Su visión es mejorar la educación de millones de niños y niñas, llegando a ser un referente mundial de la transformación e innovación educativa.

«Como docentes debemos capacitarnos, ser inquietos, vivir experiencias bonitas, diferentes, explorar temáticas que nos reten». Entre sus metas y sueños, María Elena espera continuar enriqueciendo la vida de sus estudiantes y capacitándose constantemente. Le gustaría profundizar en la enseñanza de niños con necesidades especiales, un área que considera fundamental para mejorar su práctica educativa.

 

Respeto y compromiso para brillar

 

«Siempre he promovido dar participación a los niños y hacerlos sentir importantes. Debemos empoderarlos, potenciar sus cualidades y hablarles de manera respetuosa y positiva. Ellos creen en cada una de nuestras palabras, por eso debemos elegir las adecuadas para construir, para que florezcan y hacer que las cosas funcionen».

Dentro de mis experiencias, recuerdo a un alumno llamado Roberto. Llegó de otra sede con cargas negativas e ideas erróneas sobre sí mismo. Empecé a cambiar esas ideas, a resaltar sus cualidades, hacerlo sentir importante y valioso, y día tras día fui testigo de un cambio maravilloso. Hoy, Roberto es un líder estudiantil que destaca por su seguridad y empoderamiento. Cada vez que me ve, corre a saludarme y yo me siento feliz de haber visto ese potencial que ahora brilla con fuerza.

«Mi mayor satisfacción es decir he cumplido, he servido, y gozo lo que hago», expresa con convicción. María Elena Toquica no solo deja una huella en sus estudiantes, sino que también inspira a sus colegas con su dedicación y entrega. Su historia es un testimonio de pasión, servicio y compromiso con la educación en Colombia.

María Elena Toquica, la bendición de servir y educar
María Elena Toquica, la bendición de servir y educar