Heidi

A tribute to Isao Takahasi.

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Con razón de la muerte de Isao Takahata.

Soy el tipo de persona despreciable que es totalmente ajena al mundillo otaku, me cuesta muchísimo engancharme a un anime por cuestiones narrativas, estilísticas... con las que no logro empatizar. Y sin embargo, eso también hace que cuando un anime logra engancharme por demostrarme que está más allá de tales cuestiones, me engancha a lo grande. Y tales casos serían quizás Ranma 1/2, Full Metal Alchemist, Dr. Slump, Jojo's Bizarre Adventure, Nichijou, varias series de mechas... pero soy humano, y mentiría si no dijera que el verdadero primer anime que en serio disfruté de principio a fin fue Heidi.

Tengo constancia de haber seguido la serie desde apenas tener suficiente sentido común como para saber quién de los dos era Mortadelo y quién Filemón. Mi abuela me comentaba que solía quedarme embobado ante la pantalla cuando emitían un capítulo, y que me ponía a llorar cuando salían los caracoles del final de la intro (no las cabritas o la propia Heidi, los putos caracoles, sigo sin entenderlo a día de hoy, qué absurdo era de crío). Mi familia tenía muñequetes de Heidi, mantas de Heidi, cómics y cuentos troquelados de Heidi dibujados por Jan... y la intro en un cassete petado de canciones de los Payasos de la Tele, Xuxa y canciones Disney cantadas por La Década Prodigiosa. De alguna manera, mi infancia estuvo totalmente ligada a esa serie.

Desde entonces, habré visto la adaptación completa de la obra de Johanna Spyri unas tres veces a lo largo de mi vida (sin contar episodios sueltos emitidos en reposiciones de vez en cuando) y en todas me logra emocionar. Es una versión con una personalidad propia poderosa, no solo por lo bonita y humilde que es la historia en sí, si no porque los personajes tienen vida más allá del guión, logrando expresar una serie de matices que enriquecen la experiencia. Vale que al final acaba siendo un coñazo que el vox populi use esta serie en los revival de dibujos animados hasta el hastío, pero las cosas como son, se merece la repercusión que ha tenido. Era una serie infantil muy bien contada.

RIP a Isao Takahata, artífice de una de las cosas más bonicas que han poblado el universo friki.