AtreyuSue

He sido una esclava. ¿Quién ha dicho que la esclavitud ya no existe en esta sociedad tan avanzada?, sí que existe, pero de forma distinta, oculta tras convenciones sociales, normas y reglas que deben cumplirse, obediencia a las instituciones y a una iglesia desfasada y antigua… y en mi caso, bajo el poder de un marido celoso y posesivo.Han sido 10 años de mentiras, manipulaciones, burlas e infidelidades, de sentirme sola e inservible, casi un deshecho humano que vive atemorizada por los gritos y los golpes de la mano de un amo que se supone que la quiere. Totalmente anulada como persona, sin decisiones ni voluntad, apartada de la familia y...

La pequeña Segolene… siempre me ha hecho reir con sus graciosas ocurrencias. Repartir el correo por su calle es el mejor momento del día, verla jugar, divertirse con pequeñas cosas, su simpatía al recoger las cartas para sus padres, esperando un huevo de chocolate que siempre llevo en la bolsa del correo para ella. La he visto crecer a lo largo de estos años, forma ya casi parte de mi misma familia. Yo no he podido tener hijos, y esa niña ha sido siempre el sueño de mi vida: alguien a quien dar todo mi cariño, enseñarle el mundo, mostrarle todo lo que yo sé, compartir juegos y risas. Supongo que por eso el golpe fue tan duro. Pobre Segolen...

-Commençons, cierra los ojos y relájate-dijo Pierre con su fuerte acento francés-. Oui, para aprender algo nuevo uno se debe dejar llevar, mon ami. Su forma de enseñar era curiosa, pero obedecí de todos modos, cada cuál tenía un estilo propio a la hora de dar clases, así que no cuestioné su sistema. Cerré los ojos e intenté relajarme. Había encontrado a Pierre a través de un anuncio clasificado en un periódico donde un chico de Paris establecido en mi ciudad se ofrecía para dar clases particulares de lengua francesa a domicilio. Casualmente yo también había publicado un anuncio en ese mismo medio para enseñar dibujo artístico e ilustración...

11:32 a.m. Sarah se estiró sobre la mantita escocesa que habían colocado en el césped del jardín, disfrutando de los cálidos rayos del sol de aquella mañana de sábado primaveral. A su lado, Irina, con su oscuro cabello recogido en una cola, leía distraídamente un viejo libro de tapas raídas, ajena a todo cuanto le rodeaba…incluso ajena a su compañera. En momentos como aquellos Sarah se sentía casi feliz y relajada, compartiendo instantes de calma con su amada. La suya no era una relación sencilla, pues Irina insistía en ocultar su amor bajo la fachada de una amistad, compañeras de piso. Y aunque Sarah no acababa de comprender el por qué de...

LA MUERTE Y LA PRIMAVERA                                              (Las últimas horas de Virginia Woolf)Sussex, Inglaterra, 28 de Marzo, 1941.Siento que voy a enloquecer de nuevo. No puedo evitarlo, las voces estallan en mi cabeza otra vez, como el año pasado: gritan, se ríen de mis fracasos, de mi ánimo decaído, de la devoción a mi amado esposo Leonard, incluso de mi pasión incestuosa por mi hermana Vanessa. ¡No puedo acallarlas! El cauce del río Ouse es tranquilo, aunque profundo. Vengo a pasear y escribir a sus orillas muy a menudo. Siempre me ha aterrorizado el agua, desde muy pequeña, tenía terribles sueños donde unas oscuras y vio...

Deséalo y seré tuya esta noche. Puedes crear en mi cuerpo tu obra más bella, soy la esencia de tus sueños, musa añorada. En el lecho de tus anhelos renaceré, junto a tu aliento de fuego. Pronuncia mi nombre y junto a ti estaré. Siente mis manos temblorosas que se entrelazan en las sombras, buscando tu rostro, desgarrando pasiones a su paso, caricias como estelas de hielo ardiente, susurros que perturbarán tu calma. Colores perdidos danzando sobre el lienzo de mi pecho desnudo. Penetras mi piel, te deslizas en mi cuerpo, desgarras mis labios con besos tiernos, apasionados, perdidos, añorantes. Esta noche tus sentidos se vuelven míos… Mis hu...

VENDETTA (Tres días)Tres días. Llevaba tres días siguiéndole, oculta en las sombras, diminuta y silenciosa, con el pequeño bulto inerte entre sus fauces, casi invisible a los ojos humanos, esperando su oportunidad. Era paciente. Tenía todo el tiempo del mundo, nadie la esperaba… ya no. Tres días no era mucho tiempo, pero sí el suficiente para ponerle nervioso. A él. Había pasado esos dos días siguiéndole donde quiera que el joven fuera, sigilosa, y sabía que el personaje se sentía observado, eso seguro, pues a menudo se volvía a mirar a su alrededor, oteando, con gestos inquietos. Pero ella era más rápida y se ocultaba. Debía sentir que le...