Buscando a Nemo

Pixar puede tener la tecnología de animación más avanzada del mundo, pero nunca olvida que lo que más importa en una película es la historia, los personajes, la imaginación y el corazón. Buscando a Nemo lo tiene todo. Sí, es un festín visual (el juego de luces sobre el agua es impresionante), pero sobre todo es un viaje épico lleno de aventuras y descubrimientos que abarca la mayor extensión del inmenso océano y el más pequeño anhelo del corazón. Pixar y los talentosos actores de doblaje han conseguido que los personajes sean maravillosamente expresivos, al tiempo que conservan su esencial "naturaleza de pez".

Aunque en Buscando a Nemo hay criaturas de aspecto aterrador y momentos de miedo -incluida la muerte fuera de pantalla de la esposa de Marlin y sus futuros hijos-, en realidad aquí no hay villanos; el peligro proviene de la inconsciencia de un niño y de peligros naturales. No hay villanos enojados, celosos, codiciosos o asesinos como en la mayoría de las películas de animación tradicionales de Disney. (Uno de los mejores chistes de la película es que incluso los tiburones dentudos son tan amistosos que, en un programa al estilo de Alcohólicos Anónimos, no dejan de recordarse unos a otros que "los peces son amigos, no comida"). Otro punto fuerte de la película es la forma en que trata la discapacidad de Nemo. Pero lo mejor de todo es la forma en que aborda cuestiones que están en el corazón de la relación padre-hijo, dando a todos los espectadores algo con que identificarse y aprender.