Oddity

Esta historia de terror se articula con astucia y astucia con sólo unas pocas piezas móviles, pero la pieza central es el espeluznante maniquí de madera que probablemente atormentará sus pesadillas. Escrita y dirigida por Damian Mc Carthy (Caveat), Oddity se basa en el increíble entorno de una casa de campo irlandesa para crear una atmósfera enriquecedora: es una especie de fortaleza en la que los visitantes se adentran en un patio y quedan rodeados por todos lados. Allí oscurece y se oyen muchos sonidos inidentificables. Y el lugar es grande y está decorado de forma extraña y escasa, con pasarelas y trampillas.

Oddity sólo tiene siete personajes, dos de los cuales desaparecen después del prólogo y otro que sólo aparece hacia el final. Estas pocas personas están perfectamente situadas dentro del encuadre, como puntos en un mapa, para maximizar la sensación de inquietud. (El maniquí se sienta a la cabecera de una mesa de madera absurdamente grande y pesada, que separa mucho a sus ocupantes sentados). Dado lo reducido del reparto, Mc Carthy se atreve a revelar pronto al verdadero asesino, pero mantiene el suspenso con la pregunta de cómo o cuándo serán atrapados, y si será por algo humano o sobrenatural. El ritmo es lento, pero encaja a la perfección, hasta llegar a un final delicioso y satisfactorio. Lo mejor de todo es que Oddity consigue alcanzar un tono peculiar, entre juguetón y siniestro. Es inteligente y autoconsciente, pero se toma en serio sus horrores.