

De las poderosas obras de piano de Chopin a las monumentales sinfonías de Mahler, a la música clásica no le faltan momentos estimulantes. La mezzosoprano Jamie Barton descubrió el universo clásico siendo una adolescente cien por ciento metalera, cuando simplemente por curiosidad sintonizó una frecuencia de radio. “Esa noche me enamoré de la música clásica”, comenta a Apple Music Classical. “Siempre me había gustado ese género porque me llegaba hasta la médula, pero no tenía idea de que pudiera rockear de tal manera”. Rock a lo clásico es una playlist que reúne obras que “harán que sientas la música desde su raíz”, explica Barton. Y no hay nada más asombroso que el majestuoso “Dies Irae” del Réquiem de Verdi. “Esta pieza tiene todo lo que amo”, revela. “Música magnífica para cantarla, acompañada de algunas de las composiciones orquestales y corales más vibrantes que hay”, agrega. En ocasiones, sin embargo, el impacto de una obra puede ser aún mayor si te adormece primero con una aparente sensación de seguridad. Eso obtienes con la Balada n.º 2 para piano solo de Chopin. “Escucha con atención los dos primeros minutos de la pieza”, sugiere Barton, “y deja que esta dulce canción de cuna te arrulle. Después, prepárate porque la siguiente parte se siente como una montaña rusa. Me impactó mucho la primera vez que la escuché”. Fan incondicional de Metallica, Barton se sintió atraída por las colaboraciones del grupo con la Sinfónica de San Francisco. Fundición de hierro, obra orquestal de 1927 del ruso Alexander Mosolov, recrea el ensordecedor e incesante martilleo mecánico de una fábrica soviética: heavy metal en toda su expresión. Esta interpretación en vivo combina la fuerza colosal de la Sinfónica de San Francisco con la ferocidad brutal de las guitarras y baterías de Metallica, en cuatro escalofriantes minutos de caos sónico. “¡Ojalá hubiera sido una pequeña mosca metalera en la pared durante ese concierto!”, concluye la cantante.