“Creo que la vara está muy alta en el presente de la música”, Daniela Spalla le cuenta a Apple Music. “Hay estrellas que están tomando muchos riesgos y estableciendo nuevos parámetros. Es el caso de ROSALÍA, Frank Ocean, Kendrick y Beyoncé. Siento una influencia muy grande, tanto en lo comercial como a un nivel más profundo. Y la gente está conectando. A nivel latinoamericano, me genera la misma impresión alguien como Mon Laferte, una artista ya consagrada que decide patear el tablero y hacer otra cosa. Cuando escucho esos discos, me pregunto por qué no estoy haciendo algo así, qué es lo que me frena”. Estas inquietudes informan las cinco canciones de Spalla, un EP suntuoso en el que la cantautora argentina radicada en Ciudad de México se anima a fusionar el pop de sus trabajos anteriores con un sonido que se nutre del tipo de coros pegajosos que se escuchan durante el verano en las discotecas europeas. El tema de apertura, “Sicilia”, crea un delicioso frenesí bailable con sus texturas cristalinas, mientras que “Todo Mal” resalta la sutileza de Spalla, una de las voces más bellas del pop latinoamericano contemporáneo. “Hice este EP con todas esas referencias en mente”, explica. “Yo también quise unirme a la experiencia de hacer las cosas desde un lugar diferente, porque lo otro ya lo había probado antes. Fue el momento de anteponerme a muchas cosas que hago normalmente y que no están buenas; un tiempo de mucho aprendizaje”. Aquí, ella nos revela los secretos de estas cinco canciones, una por una. Sicilia “La primera idea de esta canción, la que detona su desarrollo, fue una célula muy concreta: ‘saludos a tu amiga/tu amiga de Sicilia’, así, hablado. Y más tarde, una música de club para que el tema explote. Iba caminando por la calle y lo grabé en un mensaje de voz. Había hecho la melodía del coro en casa; después, con la nota de voz, empecé a unir todo el rompecabezas. Al final hice la parte C, la del ‘foto foto/flash flash’, que es más liviana y usa la palabra Instagram. En general no uso ese tipo de lenguaje, porque quiero que mis canciones resistan el paso del tiempo. Desde mayo del año pasado venía explorando el concepto de hacer música bailable, pero siempre llegaba a lugares raros. ‘Sicilia’ fue la culminación de ese ejercicio y el momento preciso en el que empecé a entender cuál podría ser mi lugar en esa escena”. Mucho Drama “Es uno de los ejercicios que hice de música para bailar, pero por momentos sentía que estaba en un lugar al que no pertenecía del todo. Cuando llegué al estudio empezamos a agregarle cosas acústicas. Hay una batería, piano, cuerdas. Casi todo los elementos son orgánicos, pero cortados de una manera que es propia de la música sintetizada”. Fiesta “La escribí en el piano, un instrumento que me da más manejo armónico que la guitarra. Empieza con un clima épico, porque viene de ‘Mucho Drama’ y la idea era que la transición entre las dos sea imperceptible. ‘Fiesta’ inicia con el sonido de campanas, muy al estilo de Ennio Morricone. Después va bajando para contar una historia bastante íntima: estás sola en una fiesta, hay una persona con la que habías compartido y con la que dejaste de hablar… y ahora la ves con alguien más. Eso de llorar en el baño es algo que me ha pasado muchas veces en otros momentos de mi vida. Recuerdo una ocasión en la que justamente fui al baño para estar sola, pero lo sentí como un momento de refugio”. Todo Mal “Nació con un demo muy oscuro en una de esas exploraciones; una sesión de composición con gente que no me conocía. Salió un esqueleto que en un principio no vi. Dije ‘gracias, pero creo que no’. Sin embargo, cuando se la mostré a Pablo Stipicic, el productor del EP, me sugirió que la probáramos. Es mucho más melódica que ‘Mucho Drama’ o ‘Sicilia’, y la letra también es más reflexiva. Se queda en ese mundo que he manejado en otros discos. Puede ser que la música te mueva un poco, pero la letra también tiene un peso nostálgico”. Enemigos “Estaba pasando por un momento en el que tenía que animarme a decir cosas que me eran incómodas; yo en general suelo evitar esas instancias. Una mañana me desperté y encontré unas máximas de Churchill. Una de ellas decía que quien no ha tenido enemigos en su vida, es porque nunca se paró firmemente a defender sus creencias. Eso tiene sentido, porque para mí tener enemigos es lo peor que me puede pasar. Entrar en conflicto con alguien, que no me quieran o hablen mal de mí. Eso se me quedó presente y me ayudó mucho en el proceso. De modo que la canción habla de eso, ‘puedo vivir con un par de enemigos’. Queríamos que sonara un poco cruda, porque la letra es así. Yo tengo una voz delicada, más de acariciar y abrazar que sonar estridente. El desafío fue transmitir esa actitud que describe la letra. Los instrumentos se pasaron por cinta, pero después no editamos mucho; no la afinamos, la dejamos ahí”.